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El Pan de Cada Día

En el “diseño de Dios”, ningún cristiano que está caminando según la guía divina pasará desapercibido en la sociedad en la que vive.

Dios ha llamado a Sus hijos a ser protagonistas y no “un engranaje más” en la sociedad en la que viven.

Ahora bien, ese protagonismo requiere de una relación espiritual y verdadera con Dios, que permita caminar bajo Su guía, y no simplemente convertirse en repetidores de fragmentos bíblicos o de conceptos que otros hayan aportado.

Un aspecto clave del crecimiento y la expansión de la Iglesia Cristiana del primer siglo era que cada miembro de la iglesia tomaba los asuntos de Dios como algo personal.

La Biblia suele aportar varias ilustraciones que asemejan el crecimiento espiritual con la alimentación.

Tal vez, el más conocido de ellos es “…no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”. Pero hay muchos otros que nos invitan a reflexionar sobre la acción de alimentarse, ya que en ella, yacen valiosas claves que pueden ayudarnos a entender ciertos principios espirituales.

Una de estas claves, remite justamente a esto que decíamos: la asimilación de la Palabra de Dios (que bien puede entenderse como el entendimiento espiritual), es una acción estrictamente personal y nadie puede hacerlo por uno, ni uno hacerlo por otros.

Usted puede preparar una comida deliciosa, procesar los alimentos eligiendo ingredientes y de manera tal que esa comida sea digerible, y muchas otras cosas destinadas a favorecer a quien recibe esos alimentos, pero una verdad absoluta es que la digestión sólo puede hacerla quien recibe esos alimentos, y de la calidad de la digestión depende el crecimiento.

Nosotros podemos compartir estudios, preparar materiales pidiendo a Dios Su guía de manera que sean comprensibles, pero el entendimiento espiritual es algo que lo da Dios en función de la actitud de quién recibe, porque la actitud hacia la Palabra de Dios es lo que determina la espiritualidad.

La actitud en recibir la Palabra de Dios determina cuánto asimilaremos, cuánto entenderemos realmente, y esto define en una alta proporción la calidad de nuestro andar como hijos de Dios. Ya el Orientalismo Bíblico lo dice: La luz de la vida es el entendimiento espiritual. (Mateo 6:22, 23)

Otro aspecto determinante para una alimentación saludable es el hábito en las comidas.

Hay hijos de Dios que creen que saturando sus mentes con versículos y frases bíblicas van a ser más espirituales. Pero la ilustración de los hábitos de alimentación nos indican que la vida real no funciona de esa manera.

Usted no come cinco pollos un día, y luego hace ayuno por cuatro días. Una dieta saludable implica cantidades balanceadas de comida que le permitan estar nutrido pero ágil a la vez.

Si lográramos aprender la Palabra para “cada día”, y vivirla con convicción, ese sería el mejor plan de nutrición que podríamos implementar.

Los atracones de Biblia, llevan muchas veces a las personas a desarrollar un andar intermitente, en el que las emociones y los entusiasmos reemplazan a las convicciones profundas: un día queremos mover la Palabra por todas partes, y luego caemos en nuestras rutinas de desánimo.

Por último, nunca olvide que vivir cristianamente implica mucho más que “una actividad intelectual o académica”, es vida!!! Lo que sabemos y entendemos debería verse reflejado en el estilo de vida que llevamos y en operar con denuedo el poder de Dios en las sociedades en las que vivimos.


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