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¿Cuál es su primer auxilio?

Para muchos Cristianos, Dios y Sus Asuntos están en la categoría de los carteles que dicen: “Rómpase en caso de Emergencia”, y eso configura un verdadero problema.

En primer término, porque Dios merece nuestro respeto y aprecio, y tenerlo como “una instancia de último recurso”, cuando parece que todo lo demás no funcionó, es un trato que Dios no se merece.

Por otro lado, recurrir a Dios, con un corazón agobiado luego de haber intentado todo, menos confiar en El, hace que nuestra capacidad de recibir Su ayuda, se limite a su mínima expresión.

¿A quien recurre Usted en primera instancia cuando una situación no le agrada y le produce enojo?

Su respuesta honesta a esta pregunta, le permitirá entender por qué muchas veces la ayuda de Dios se ve limitada para sacarlo de apuros. Luego, en vez de reconocerlo, muchos optan por enojarse con Dios, pero fue su propia decisión de no contar con El lo que inicialmente fue parte del problema.

Proverbios 19:3

(3) La insensatez del hombre tuerce su camino,

Y luego contra Jehová se irrita su corazón.

Claro que mejor que pedirle a Dios que nos ayude a salir de problemas en los que nos metimos por nuestras malas decisiones es contar con Su guía para evitarlos, pero aún así, buscar la ayuda de Dios de todo corazón, aún en tiempos de angustia, es una actitud que pondrá a funcionar la maquinaria de ayuda de Dios.

Salmos 107:28-30

(28) Entonces claman a Jehová en su angustia,

Y los libra de sus aflicciones.

(29) Cambia la tempestad en sosiego,

Y se apaciguan sus ondas.

(30) Luego se alegran, porque se apaciguaron;

Y así los guía al puerto que deseaban.

El pasaje nos ofrece una hermosa analogía con las condiciones en que las embarcaciones ingresan a puerto con grandes cargamentos.

Los barcos, al llegar a las inmediaciones de los puertos en caso de que las condiciones climáticas sean turbulentas o tormentosas, aguardan en espacios marítimos especialmente acondicionados hasta que la tormenta cesa y las condiciones climáticas mejoran.

Del mismo modo, en muchas situaciones de la vida, lo primero que se requiere es recuperar la paz en el alma para luego entonces estar perceptivo para la guía de Dios que nos conduce a buen puerto.

Previo a recibir la ayuda de Dios guiándonos hacia las mejores decisiones a ser tomadas, muchas veces necesitamos antes entrar en Su sosiego y apasiguamiento. Una vez que las angustias y aflicciones ceden en nuestro interior por haber depositado nuestras cargas en El, Su guía hacia el puerto deseado, toma lugar.

La mejor opción, siempre será buscar primeramente el Reino de Dios y Su justicia, para que El añada la mejor opción para la salida a cada situación de necesidad, y esta actitud se puede adquirir por medio de conocer y practicar Su Palabra llegando a ser nuestro estilo de vida.

Hebreos 4:16

(16) Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

No caben dudas sobre el deseo de Dios de ayudar y socorrer a sus creyentes. La pregunta a responder es si los creyentes se acercarán a El con la confianza de que así será.

La ayuda de Dios es la única que verdaderamente es oportuna. La ayuda de Dios es oportuna, no sólo porque siempre llega a tiempo sino también porque es óptima en sus recursos. Con la ayuda de Dios nunca el remedio será más caro que la enfermedad, y siempre la solución será sin pérdida.

Para hallar gracia y alcanzar misericordia, necesitamos acercarnos a Dios confiadamente y si realmente confiamos en El, nunca lo dejaremos como el último recurso.




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